El sitio es muy agradable. Buena decoración y ambiente. Suelen rotar a las chicas entre sus sedes y por lo general son bonitas. Las hacen maquillar bastante. Ellas realizan un masaje y cosas con piedras, velas y aromas. En principio, uno no puede tocar a la chica. Yo hace unos años fui cliente pero eso de no saber como le va a caer uno a la nena para ver si se deja tocar un poquito es algo frustrante. Yo llegué a cuadrar el polvo con algunas pero por fuera. Las que sí negociaban de una con uno eran Karla y Verónica, pero creo que ya no están. Si uno quiere un rato de relajación y erotismo, es bacano. Pero si quiere algo más, no vale la pena.