Frank Miller
RECONOCIDO
Esa danza del vientre muy conocida por cuenta de shakira, estuvo presente en una de mis faenas. Zaina, una mujer con rasgos turcos, logró hechizarme por media hora en una habitación de Perfect Time spa. Esta vez no busqué el romance, solo me dejé llevar.
Llamé al sitio cuando estaba a una cuadra para que me abrieran, entré, solicité ver a las chicas en una habitación y pedí una cerveza. Ya en el cuarto entra ella, Zaina, a darme la bebida.
- ¡Hola, bebé! -me dijo apresurada y con una sonrisa de Mia Khalifa.
Como entró con la cerveza por delante, mis ojos se fijaron en la lata, la recibí y vi unas uñas perfectas en unos dedos limpios. No solo le recibí la cebada sino que le jalé la mano y con cariño le pedí la otra para vérselas bien, eran lindas. Volví a alzar la mirada y la encontré mirándome con una amplia sonrisa. Sus ojos grandes debajo de ese arco de cejas pobladas pero sutiles, me lanzaron un fuego intenso. Su rostro enmarcado en pómulos suavemente pronunciados y una barbilla delicada armonizaban su rostro. Su cabellera negra como alas de cuervo se robaron mi atención. y, ¿Cómo pasar por alto una nariz turca? pronunciada pero muy fémina, con su protuberancia o "lomita" propia de los orientales, le daba carácter y presencia. Esas mujeres tienen una belleza exótica y bélica.
- Hola. -le dije con mirada cómplice- ¿Cómo te llamas?
- Zaina, mi amor. -me respondió con un brillo en sus ojos y su sonrisa pícara. Y en su huida le vi un perfecto derrière, un lindo acabado de su espalda con una peligrosa curva que elevaban sus nalgas, me dieron ganas de agarrárselas duro pero fuí un caballero (No exagero la belleza de su trasero. Se ve mejor en persona que en las fotos).
Salió con su premura inicial y me dejó loquito. Ví a las demás pero ni siquiera escuchaba el nombre de las chicas. Bebía mi cerveza a grandes bocanadas mientras pensaba en romper mi buena costumbre de coger solo lolitas, lo cierto es que deseaba ver a Zaina de nuevo. Al final entró la administradora y antes de que hablara le dije "Zaina"; la mujer quedó con la palabra en la boca. Me pidió el aporte y con una sonrisa a media cara salió de la habitación.
No es el cuento de Las mil y una noche, no. Pero tuvo su fantasía. Ella Entra y se queda en el umbral de la puerta con una cara de prepago (+18) avispada, tremenda y coqueta. Yo le sonreí, se acerca y me da un beso en la mejilla. Ella es muy pícara y eso me excitó mucho. Cruzamos rápidamente unas palabras para conocernos en las que le pregunté que si era turca; abrió los ojos dando un latigazo suave con la mirada, dió una vuelta sobre sí misma, se apartó con su mano el pelo que quedó en su cara y me dijo sensual pero cándidamente que era de ascendencia oriental por parte de su padre.
-Ok... entonces debes saber bailar con tu vientre, ¿no?
-Jaja... no pero podría intentar. -me dijo sin parar de contonearse delante de mi.
Yo la miraba y la miraba, mis ojos la rodeaban. Sus movimientos me dieron un pequeño mareo sexual y la jalé hacía mi. Fue un abrazo cálido donde las pieles se conocieron; la abracé de espaldas, sus nalgas son firmes, las palmeé medio fuerte y se reía.
Puso música oriental y empezó a bailar, me dió la espalda y subió lentamente los brazos. cuando sus manos estaban arriba, las pulseras que tenía se deslizaron hacía abajo por su antebrazo. Alzó la cola y puso a vibrar ese trasero de diosa; y yo, levantando la carpa del circo a toda máquina. Bajó los brazos estirados y con las manos mostraba su cadera mientras hacía movimientos serpentinos suaves. Una gota lubricadora se asomó en la punta de mi pene y brilló ente el espectáculo. Zaina se volteó y se agarró los senos (pequeños por cierto) mirándome e inclinando el torso hacia mí y de pronto estallamos en risas. La jalé a mi y la besé. La empujé a la cama la miré como un carpintero revisando una tabla, soltó una risotada y me jaló. Le dije:
-Estas bella, mi diabla. Ahora volemos en la alfombra.
-¿Qué?
- Que empecemos a culiar. jaja jaja. -reímos los dos-.
En misionero es muy deliciosa, mueve las caderas con un goce de lujo. Muy apretada por cierto. Así tomamos velocidad y yo paraba y frotaba mi cuerpo sobre el de ella para sentirla toda; ante eso, ella gemía y decía " caray, qué rico, papi!, me gusta eso, acaríciame". Yo estaba amañado así pero quise ponerla de lado, en tijeras, y así se le iba hasta el fondo. Yo agarraba el muslo que quedaba a mis expensas y lo palmoteaba, lo apretaba con mis manos. Le alcé la pierna y se la abracé con un brazo y con la otra mano le apretaba la nalgota que quedaba en el aire y con cada embestida se la jalaba hacía mí... mientras tanto ella apretaba los ojos y ponía boca de pato. Al rato le pedí que se montara dándome la espalda. Ella me pidió que alzara un poco las rodillas y metió sus pies por debajo de mis piernas y quedamos entrelazados.
-Esa no me la sabía. -le dije.
-Yo tampoco, mi rey; estoy improvisando jaja.
Empezó a darse gusto con sentadas rápidas, con movimiento circulares, se inclinaba hacía adelante y se empujaba hacia atrás tragándose todo el pene y cuando estaba a ras con bolas hacía un encanche con su pelvis; cosa que me enloquecía y tuve que decirle que parara, que quería ver su trasero como ternero empujao'. Se rió y me dijo:
-Te va a encantar!!!
-No lo dudo. -le dije-
En efecto fue el momento "su momemtum", ¡esa mujer es fonomenal!. sus caderas y sus nalgas paradas daban forma de un corazón literalmente. Y con su mejilla en la cama me miraba de reojo; yo veía su perfil como de diosa y no pude clavarla sin antes apreciar, tocar, rectificar ese monumento a la bien llamada posición "en cuatro". Y... dele, dele, dele papi, dele!. Ella cerraba los ojos y decía "así, así... dale duro, bebé". Yo pidiendo fuerzas al genio de la lámpara pero sin parar, eso había que disfrutarlo.
Después de un rato, como es mi costumbre, la hice acostarse más dejando la cola (esa hermosa y dura cola) un tanto en alto; le dí y ella se movía hacía arriba, gemíamos y gritábamos y en esa posición me vine.
-Aaahhh! -exhalamos al tiempo y nos dió risa.
Caí a su lado y seguí acariándole las nalgas y las caderas; ella me miraba con sus ojos pícaros y sonreía. Socializamos el polvo mientras nos piropeabamos mutuamente. Aparte del rico polvo, nos divertimos de lo lindo. La recomiendo y le doy un puntaje de 8/10.
Adjunto link de esta mamacita caderona:
https://co.mileroticos.com/escorts/zaina-tu-chichita-apretadita-blanquita-batidora-realllamame/19693410/
Llamé al sitio cuando estaba a una cuadra para que me abrieran, entré, solicité ver a las chicas en una habitación y pedí una cerveza. Ya en el cuarto entra ella, Zaina, a darme la bebida.
- ¡Hola, bebé! -me dijo apresurada y con una sonrisa de Mia Khalifa.
Como entró con la cerveza por delante, mis ojos se fijaron en la lata, la recibí y vi unas uñas perfectas en unos dedos limpios. No solo le recibí la cebada sino que le jalé la mano y con cariño le pedí la otra para vérselas bien, eran lindas. Volví a alzar la mirada y la encontré mirándome con una amplia sonrisa. Sus ojos grandes debajo de ese arco de cejas pobladas pero sutiles, me lanzaron un fuego intenso. Su rostro enmarcado en pómulos suavemente pronunciados y una barbilla delicada armonizaban su rostro. Su cabellera negra como alas de cuervo se robaron mi atención. y, ¿Cómo pasar por alto una nariz turca? pronunciada pero muy fémina, con su protuberancia o "lomita" propia de los orientales, le daba carácter y presencia. Esas mujeres tienen una belleza exótica y bélica.
- Hola. -le dije con mirada cómplice- ¿Cómo te llamas?
- Zaina, mi amor. -me respondió con un brillo en sus ojos y su sonrisa pícara. Y en su huida le vi un perfecto derrière, un lindo acabado de su espalda con una peligrosa curva que elevaban sus nalgas, me dieron ganas de agarrárselas duro pero fuí un caballero (No exagero la belleza de su trasero. Se ve mejor en persona que en las fotos).
Salió con su premura inicial y me dejó loquito. Ví a las demás pero ni siquiera escuchaba el nombre de las chicas. Bebía mi cerveza a grandes bocanadas mientras pensaba en romper mi buena costumbre de coger solo lolitas, lo cierto es que deseaba ver a Zaina de nuevo. Al final entró la administradora y antes de que hablara le dije "Zaina"; la mujer quedó con la palabra en la boca. Me pidió el aporte y con una sonrisa a media cara salió de la habitación.
No es el cuento de Las mil y una noche, no. Pero tuvo su fantasía. Ella Entra y se queda en el umbral de la puerta con una cara de prepago (+18) avispada, tremenda y coqueta. Yo le sonreí, se acerca y me da un beso en la mejilla. Ella es muy pícara y eso me excitó mucho. Cruzamos rápidamente unas palabras para conocernos en las que le pregunté que si era turca; abrió los ojos dando un latigazo suave con la mirada, dió una vuelta sobre sí misma, se apartó con su mano el pelo que quedó en su cara y me dijo sensual pero cándidamente que era de ascendencia oriental por parte de su padre.
-Ok... entonces debes saber bailar con tu vientre, ¿no?
-Jaja... no pero podría intentar. -me dijo sin parar de contonearse delante de mi.
Yo la miraba y la miraba, mis ojos la rodeaban. Sus movimientos me dieron un pequeño mareo sexual y la jalé hacía mi. Fue un abrazo cálido donde las pieles se conocieron; la abracé de espaldas, sus nalgas son firmes, las palmeé medio fuerte y se reía.
Puso música oriental y empezó a bailar, me dió la espalda y subió lentamente los brazos. cuando sus manos estaban arriba, las pulseras que tenía se deslizaron hacía abajo por su antebrazo. Alzó la cola y puso a vibrar ese trasero de diosa; y yo, levantando la carpa del circo a toda máquina. Bajó los brazos estirados y con las manos mostraba su cadera mientras hacía movimientos serpentinos suaves. Una gota lubricadora se asomó en la punta de mi pene y brilló ente el espectáculo. Zaina se volteó y se agarró los senos (pequeños por cierto) mirándome e inclinando el torso hacia mí y de pronto estallamos en risas. La jalé a mi y la besé. La empujé a la cama la miré como un carpintero revisando una tabla, soltó una risotada y me jaló. Le dije:
-Estas bella, mi diabla. Ahora volemos en la alfombra.
-¿Qué?
- Que empecemos a culiar. jaja jaja. -reímos los dos-.
En misionero es muy deliciosa, mueve las caderas con un goce de lujo. Muy apretada por cierto. Así tomamos velocidad y yo paraba y frotaba mi cuerpo sobre el de ella para sentirla toda; ante eso, ella gemía y decía " caray, qué rico, papi!, me gusta eso, acaríciame". Yo estaba amañado así pero quise ponerla de lado, en tijeras, y así se le iba hasta el fondo. Yo agarraba el muslo que quedaba a mis expensas y lo palmoteaba, lo apretaba con mis manos. Le alcé la pierna y se la abracé con un brazo y con la otra mano le apretaba la nalgota que quedaba en el aire y con cada embestida se la jalaba hacía mí... mientras tanto ella apretaba los ojos y ponía boca de pato. Al rato le pedí que se montara dándome la espalda. Ella me pidió que alzara un poco las rodillas y metió sus pies por debajo de mis piernas y quedamos entrelazados.
-Esa no me la sabía. -le dije.
-Yo tampoco, mi rey; estoy improvisando jaja.
Empezó a darse gusto con sentadas rápidas, con movimiento circulares, se inclinaba hacía adelante y se empujaba hacia atrás tragándose todo el pene y cuando estaba a ras con bolas hacía un encanche con su pelvis; cosa que me enloquecía y tuve que decirle que parara, que quería ver su trasero como ternero empujao'. Se rió y me dijo:
-Te va a encantar!!!
-No lo dudo. -le dije-
En efecto fue el momento "su momemtum", ¡esa mujer es fonomenal!. sus caderas y sus nalgas paradas daban forma de un corazón literalmente. Y con su mejilla en la cama me miraba de reojo; yo veía su perfil como de diosa y no pude clavarla sin antes apreciar, tocar, rectificar ese monumento a la bien llamada posición "en cuatro". Y... dele, dele, dele papi, dele!. Ella cerraba los ojos y decía "así, así... dale duro, bebé". Yo pidiendo fuerzas al genio de la lámpara pero sin parar, eso había que disfrutarlo.
Después de un rato, como es mi costumbre, la hice acostarse más dejando la cola (esa hermosa y dura cola) un tanto en alto; le dí y ella se movía hacía arriba, gemíamos y gritábamos y en esa posición me vine.
-Aaahhh! -exhalamos al tiempo y nos dió risa.
Caí a su lado y seguí acariándole las nalgas y las caderas; ella me miraba con sus ojos pícaros y sonreía. Socializamos el polvo mientras nos piropeabamos mutuamente. Aparte del rico polvo, nos divertimos de lo lindo. La recomiendo y le doy un puntaje de 8/10.
Adjunto link de esta mamacita caderona:
https://co.mileroticos.com/escorts/zaina-tu-chichita-apretadita-blanquita-batidora-realllamame/19693410/