Primero que nada debo decir que este tema no pretende fomentar xenofobia ni nada similar, no obstante, si quiero llamar la atención de lo que está pasando con las damas de ese país que ejercen su actividad en nuestra ciudad.
En estos días estuve en el apto ubicado en la carrera 17 C 18-13, cerca de San andrAndre la isla.
Este sitio está repleto de "chamas" que trabajan entre Bucaramanga, sangil y barranca. Hasta ahí nada inusual. El problema es que en ese sitio se reúnen porque allí se conformó una especie de pandilla. El trato de estas mujeres es despectivo, frío y hasta grosero y uno no puede quejarse, porque eso significa enfrentarse a las 10, 15 o 20 mujeres que viven alli, en condiciones casi miserables.
Lo que quiero decir es que estás damdamas se tomaron literalmente la ciudad y nos están tratando cómo sus billeteras personales o su caja menor, sin darnos la menor importancia o respeto. Están mejorando mucho sus calidades de vida a consta de nosostros, lo menos que podemos pedir es respeto y buen trato. Nuestras mujeres colombianas ya no se encuentran porque las primeras las han desplazado, doblegado y hasta humillado.
NO MAS VENEZOLANAS FRIAS, GROSERAS Y GABILLERAS.
Si se van a alimentar de nosostros que por lo menos entiendan que no están en su casa.
Nosostros ponemos el billete, debemos poner las condiciones. No es posible que estás señoras decidan las condiciones.
HAGAMONOS RESPETAR Y VALER, NOSOTROS PODEMOS SER PUTERO, PERO TENEMOS DIGNIDAD...
Y SI NO LAS VOLVEMOS A CONTRATAR?... CUANTO CAMBIARIAN LAS COSAS?
En estos días estuve en el apto ubicado en la carrera 17 C 18-13, cerca de San andrAndre la isla.
Este sitio está repleto de "chamas" que trabajan entre Bucaramanga, sangil y barranca. Hasta ahí nada inusual. El problema es que en ese sitio se reúnen porque allí se conformó una especie de pandilla. El trato de estas mujeres es despectivo, frío y hasta grosero y uno no puede quejarse, porque eso significa enfrentarse a las 10, 15 o 20 mujeres que viven alli, en condiciones casi miserables.
Lo que quiero decir es que estás damdamas se tomaron literalmente la ciudad y nos están tratando cómo sus billeteras personales o su caja menor, sin darnos la menor importancia o respeto. Están mejorando mucho sus calidades de vida a consta de nosostros, lo menos que podemos pedir es respeto y buen trato. Nuestras mujeres colombianas ya no se encuentran porque las primeras las han desplazado, doblegado y hasta humillado.
NO MAS VENEZOLANAS FRIAS, GROSERAS Y GABILLERAS.
Si se van a alimentar de nosostros que por lo menos entiendan que no están en su casa.
Nosostros ponemos el billete, debemos poner las condiciones. No es posible que estás señoras decidan las condiciones.
HAGAMONOS RESPETAR Y VALER, NOSOTROS PODEMOS SER PUTERO, PERO TENEMOS DIGNIDAD...
Y SI NO LAS VOLVEMOS A CONTRATAR?... CUANTO CAMBIARIAN LAS COSAS?