Caballeros, reflexioné sobre lo que me dijeron anoche, y decidí darle una segunda oportunidad a Mía, a la larga fue en parte mi culpa también. Además, si ya le había dado una segunda oportunidad a Aby quien luego terminó tumbándome media hora, por qué no dársela a Mía con quien ya había tenido dos muy buenas experiencias. Anoche mismo le volví a escribir para saber desde qué hora iba a estar atendiendo hoy, me dijo que entre las 9 y las 10, y le dije que de una, a esa hora le iba a llegar. Hasta alarma puse para que no me cogiera la mañana durmiendo. Le madrugué a escribirle para confirmar, y bueno, cuadramos para las 9:40. Llegué un poquito más tarde, pero ahí estaba ella esperando por mí. Al verme, me pidió disculpas por lo de ayer, y bueno, para mí ya quedó totalmente en el olvido con la culiada que nos pegamos hoy. Tremendo mañanero bien elegante. Esa hembra es una fiera, lo coge a uno con esos besos apasionados y lo prende de una. Ya después empezó la acariciadera en medio del entrompe, poco a poco lo va desnudando a uno, y se va empelotando ella también. Sus senos, a pesar de ser operados, son muy moldeables, se sienten agradables al tacto, y lo mejor es que ella no se queja para nada. Se los deja apretar, chupar, estrujar, mejor dicho, no es como las típicas "mírame y no me toques". Aparte también se ven muy bien, en fin, están bien hechos.
Me puso el condón y empezó la chupada. Me encanta como la engulle y se la traga toda durando incluso algunos segundos con toda la verga metida en su garganta, sacando de vez en cuando la lengua para lamer hasta los huevos. Quizá hoy faltó un poco más de atención especializada a los huevos, ya que a diferencia de las veces anteriores, esta vez prácticamente no se metió con ellos, pero esa chupada es de clase mundial. Después de un rato, le digo para devolverle la atención haciéndole un oral. Se echa en la cama y me pela esa chucha y ese culo sabrosos. Le dí buena lengua en los dos, lo disfrutaba mucho, gemía, se movía y se tocaba, yo mientras tampoco dejaba las manos quietas, apretándole las tetas (me las agarraba para que le siguiera apretando o se las apretaba ella misma también), dándole nalgadas o abriéndole las piernas. En fin, ya ese horno estaba más qué listo para meterle el pan. La dejé así mismo y empecé a darle de misionero. Esa vieja me gemía en el oído, me pasa la lengua por la oreja y las uñas por la espalda, joda y yo ahí tratando de no venirme, le empecé fue a dar más duro hasta que no resistí más. Nos quedamos arruchados, y comenzamos a hablar un rato (cosa que no hicimos las veces anteriores). Esta vez ya había más confianza así que me empezó a contar lo que había hecho ayer, y hasta me mostró unas fotos. Nos empezamos a besar otra vez y a acariciar, hasta que ya tenía el falo tieso de nuevo, y me hizo una buena paja rusa. Luego me puso el condón y a chupar se dijo. Después de unos minutos le digo que se me monte encima, y bueno, me pega una cabalgata como si la mía fuese la última verga sobre la faz de la tierra. Entre sus gemidos se escapó uno diciendo "jueputa, qué rico ese chimbo", nojoda, yo me sentí fue como en una película de Esperanza Gómez, qué vaina tan buena. La puse en 4 y me acordé de lo de anoche, jajaja, a darle como si no hubiera un mañana, seguía gimiendo y moviéndose delicioso. Luego se levantó, y yo seguía dándole por detrás pero con ella de pie, la cogía por las tetas, por los brazos, por la cintura, por donde fuera para tomar impulso para seguir dándole duro. Había un espejo que reflejaba la cama, y eso era otro espectáculo darle y mirar en el espejo cómo se veía. La mejor parte que pude ver a través del espejo, fue cuando nos sentamos ambos en la cama e hicimos una especie de cucharita, estando ambos frente a frente. Delicioso no sólo tenerla así, sino ver esa escena en el espejo. Así mismo sentado en la cama, se dio la vuelta y me empezó a cabalgar de espaldas. Carajo! Habría deseado tener el celular en las manos en ese momento y haber grabado ese espejo para que esa escena pasara a la posteridad. Ya yo estaba cansado, pero la arrechera podía más que el cansancio. Nos pusimos de pie nuevamente y caminamos hasta el mesón. Ahí se inclinó para que le diera por detrás otra vez. Ya mis embestidas eran a un ritmo más pausado obviamente, pero igual seguía dándole parejo, hasta que ya no pude más. De no ser porque el Covid ha mermado mi resistencia y me hizo dejar el gym, habría seguido dándole mínimo media hora más para darle la leche que me dijo al fin que deseaba. Nos quedamos muertos tumbados un ratico en la cama, hasta que me fui a dar un baño para irme. Definitivamente yo a esta mujerzota la espero una vida entera de ser necesario.