Frank Miller
RECONOCIDO
Días pasados andaba antojado de una nínfula, o lolita como acá llamamos a esas chicas delgadas, bajitas con picardía desbordante.
Hallé en la página predilecta una que, en las fotos, prometía serlo. Sin pensarlo mucho porque ya sé como es esto le escribí, no busqué más en la página para evitar la fatiga que esa sádica búsqueda produce. Me respondió y luego de cuadrar detalles solo le dije que se portara bien para pasarla bien.
—sí, claro. Trato de novios. —me dijo.
Sin tardar llegué a su morada, me invitó a su cuarto y entré. A mis espaldas escuché el golpe de las dos hojas de tabla que hacen la puerta de la alcoba al cerrarse. Sentí un poco de temor, no sé por qué. Pero al ver su rostro bonito, curioso, maquillado como una muñeca Bratz me sentí seguro y me entró la malicia sexual. Quedó recostada a la puerta sosteniéndose la bata negra que cubría su pequeño cuerpo. Me le acerqué y le acaricié el rostro y el pelo. Su gesto era de agrado y sonriendo me preguntó cuánto tiempo iba a estar.
—Media hora.
—OK. Me dijo e hizo un gesto amable para que le pagará por adelantado.
Me desvesti mientras charlábamos y su mirada se tornó tímida y sonreía con algunos comentarios. La abracé y su cuerpo se diluyó en mis brazos. (No soy el tipo grandote, más bien promedio pero de brazos y pecho formados, ideales para estas chicas).
Ella se dejaba llevar y hasta sentí que se pudo acunar en mi pecho de una manera tierna. Rocé su boca y no puso resistencia, más siento que me la ofreció a lo que terminamos en unos picos un tanto profundos. Le quité la bata y vi que sintió algo de timidez al verme descubrir su cuerpo. Es como en las fotos. Tal cual. Un abdomen hermoso colgado de una cintura pequeña y acabado en caderas como paréntesis. Le toqué con cuidado su pecho, sus escasos senos. Casi planos pero como con ganas de brotar. No se le notaron costillas, no había señales de huesos incómodos queriendo romper la piel. Tiene algo de encorves en su tronco pero lo traduzco como ternura. Le di media vuelta y su trasero de petit es bello, nalgas pronunciadas al toque standar de mis lolitas preferidas.
Más la abracé. Más "la querí".
Después de un oral sobre látex, muy caliente y ensalibado se dejó caer en la cama. Su vulva es como una mini hamburguesa, carnudita y rojiza como el lomito de res fresco. Supo mover las caderas estando abajo, cosa que destaco de las damas. La abrazaba firme y de varias formas estimulando su piel. Besé su cuello, orejas y aspiré su aroma de nínfula. Sus carnes estrechas eran tibias y de juventud fresa. Me pareció que perdió el rumbo en un momento y me miraba como una noviecita de veinte. Su calor me estaba doblegando como cuando era adolescente y mis alarmas se prendieron. "Eso no podía acabar tan rápido" —me dije. Pero eso siempre me pasa con lolitas así, como me pasaba con Marcelita. Tuve que cambiar de posición y renunciar a esa rica sensación. Su cabalgata fue tierna, nada de ruidos ni sentadas fuertes. Me gustó así. Lo hicimos sentados en la cama ella arriba yo abrazandola mientras ella se daba el gusto.
De nuevo las alarmas y la puse en cuatro dispuesto a acabar y mientras lo hacía le agarraba su cintura y nalgas. Es una ternura en la cama para una tarde silenciosa. Me sentí como cuando de soltero metía novias a mi cuarto.
Repetiría muchas veces con Camila Suárez. Un bombón cito lleno de ternura, rojo y dulce.
co.mileroticos.com
Hallé en la página predilecta una que, en las fotos, prometía serlo. Sin pensarlo mucho porque ya sé como es esto le escribí, no busqué más en la página para evitar la fatiga que esa sádica búsqueda produce. Me respondió y luego de cuadrar detalles solo le dije que se portara bien para pasarla bien.
—sí, claro. Trato de novios. —me dijo.
Sin tardar llegué a su morada, me invitó a su cuarto y entré. A mis espaldas escuché el golpe de las dos hojas de tabla que hacen la puerta de la alcoba al cerrarse. Sentí un poco de temor, no sé por qué. Pero al ver su rostro bonito, curioso, maquillado como una muñeca Bratz me sentí seguro y me entró la malicia sexual. Quedó recostada a la puerta sosteniéndose la bata negra que cubría su pequeño cuerpo. Me le acerqué y le acaricié el rostro y el pelo. Su gesto era de agrado y sonriendo me preguntó cuánto tiempo iba a estar.
—Media hora.
—OK. Me dijo e hizo un gesto amable para que le pagará por adelantado.
Me desvesti mientras charlábamos y su mirada se tornó tímida y sonreía con algunos comentarios. La abracé y su cuerpo se diluyó en mis brazos. (No soy el tipo grandote, más bien promedio pero de brazos y pecho formados, ideales para estas chicas).
Ella se dejaba llevar y hasta sentí que se pudo acunar en mi pecho de una manera tierna. Rocé su boca y no puso resistencia, más siento que me la ofreció a lo que terminamos en unos picos un tanto profundos. Le quité la bata y vi que sintió algo de timidez al verme descubrir su cuerpo. Es como en las fotos. Tal cual. Un abdomen hermoso colgado de una cintura pequeña y acabado en caderas como paréntesis. Le toqué con cuidado su pecho, sus escasos senos. Casi planos pero como con ganas de brotar. No se le notaron costillas, no había señales de huesos incómodos queriendo romper la piel. Tiene algo de encorves en su tronco pero lo traduzco como ternura. Le di media vuelta y su trasero de petit es bello, nalgas pronunciadas al toque standar de mis lolitas preferidas.
Más la abracé. Más "la querí".
Después de un oral sobre látex, muy caliente y ensalibado se dejó caer en la cama. Su vulva es como una mini hamburguesa, carnudita y rojiza como el lomito de res fresco. Supo mover las caderas estando abajo, cosa que destaco de las damas. La abrazaba firme y de varias formas estimulando su piel. Besé su cuello, orejas y aspiré su aroma de nínfula. Sus carnes estrechas eran tibias y de juventud fresa. Me pareció que perdió el rumbo en un momento y me miraba como una noviecita de veinte. Su calor me estaba doblegando como cuando era adolescente y mis alarmas se prendieron. "Eso no podía acabar tan rápido" —me dije. Pero eso siempre me pasa con lolitas así, como me pasaba con Marcelita. Tuve que cambiar de posición y renunciar a esa rica sensación. Su cabalgata fue tierna, nada de ruidos ni sentadas fuertes. Me gustó así. Lo hicimos sentados en la cama ella arriba yo abrazandola mientras ella se daba el gusto.
De nuevo las alarmas y la puse en cuatro dispuesto a acabar y mientras lo hacía le agarraba su cintura y nalgas. Es una ternura en la cama para una tarde silenciosa. Me sentí como cuando de soltero metía novias a mi cuarto.
Repetiría muchas veces con Camila Suárez. Un bombón cito lleno de ternura, rojo y dulce.
HI BABY SOY CAMILA TENGO 20 AÑITOS SOY UNA MORENA DELGADA Y DE VAGINA APRETADITA (23215605) - MILERÓTICOS
mi nombre es camila suarez una chica recien llegada a la ciudad soy muy discreta y sobre todo muy complaciente durante nuestros encuentros apasionados(23215605)
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